La fórmula definitiva de lanzar un servicio sin arriesgar (casi) nada

Muchos lectores me escriben para explicarme su principal miedo antes de emprender, de liarse la manta a la cabeza y lanzar por fin su gran servicio: el miedo a arriesgarse y perderlo todo. Que no salga bien y que se queden sin nada para volver a empezar. De dejar un trabajo estable, a lanzarse a los brazos de la incertidumbre.

El problema es que, al principio, tomamos decisiones a base de “corazonadas”, o suposiciones que no siempre se ciñen a la realidad. Entonces, ¿cómo podemos minimizar este riesgo?

En este post, quiero compartir contigo una herramienta muy útil que puede ayudarte a dar este paso con el mínimo riesgo. Se basa en el funcionamiento de las grandes startups pero yo he querido traerlo a mi nivel, y usarlo en mis propios proyectos.

Hoy te cuento cómo puedes aplicarlo en el tuyo.

 

Para empezar… ¿Qué es una startup?

Una startup es una empresa emergente, normalmente con un gran componente tecnológico, que están en búsqueda de su modelo de negocio, puesto que el producto o servicio que ofrecen es totalmente novedoso y no tiene precedentes.

Tienen una estructura que comienza con costes mínimos, pero puede llegar a obtener ganancias con crecimiento exponencial. Eso sí, solo se es startup un tiempo determinado, en la fase inicial, una vez superada esta etapa, si prospera se convierte en empresa… o muere.

Una startup, sobre todas las cosas, tiene un futuro muy incierto.

Vale, entonces… ¿cómo puedo aplicar su funcionamiento a mi negocio, que también tiene un futuro incierto?

 

Por dónde empiezo

Uno de los problemas básicos de todo comienzo de un nuevo negocio, es hacer conjeturas desde la oficina, sin tener datos reales sobre la demanda de lo que tú quieres ofrecer.

La clave para arrancar, es construir un servicio viable que inicialmente consuma pocos recursos económicos. Empezar desde muy pequeño y hacerlo rápido.

Por lo general una startup emergentes utiliza un el método Lean Startup para operar.

¿Qué? ¿Otro término raro en inglés?

Pues sí…

Pero es muy sencillo como funciona, ya verás. Todo se resume en este proceso:

lean startup

 

Vamos a ver cómo funciona cada uno de estos pasos…

 

1.- Crear

Lo dicho, en una etapa tan inicial no tenemos información que nos asegure que nuestro planteamiento va a funcionar. Tomamos decisiones a base de la intuición o de suposiciones, lo cual no es malo (de hecho, hacer caso de la verdadera intuición es bastante recomendable) pero para minimizar el riesgo, debemos tener el mayor número de datos reales.

Para recoger esta información, lo que tenemos que hacer es lo que este método llama en esta fase un producto mínimo viable.

¿Y esto qué es?

Pues es una primera creación, bastante rudimentaria, de lo que sería lo que vas a vender, que servirá de primer contacto con tus clientes potenciales para saber qué problemas le encuentran y si cumple sus expectativas. No se trata tanto de dar con la clave o con la idea del millón de euros, sino comprobar si entendemos qué es lo que necesitan nuestros clientes. Tratar de saber si lo que yo quiero hacer interesa y si la gente estaría dispuesto a pagar por ello.

Para hacer esto, se trata de gastar lo mínimo posible, en esta fase no es importante hacer una presentación espectacular, sino que se entienda para conseguir feedback.

Intenta probar sobre todo las opciones más arriesgadas de lo que quieres hacer. Ya sabes, la inversión tiene que ser mínima así que, ya puestos a hacer una prueba, hacerla a lo grande.

 

Ejemplos de producto mínimo viable:

– Una landing page que explique tu servicio y el problema que quieres solucionar. Los interesados tendrán la opción de suscribirse para recibir más información

– Una presentación de Power point que envías para obtener feedback de tu idea

– Si es un producto, una muestra del mismo, una prueba gratis o una degustación

– Un vídeo que explique el funcionamiento de lo que haces y sus ventajas

– Entrevistas por Skype o Hang out donde puedas explicar cómo funciona y obtener opiniones

– Encuestas

– Poner carteles con un teléfono o mail para que pidan información

– En el caso de un producto, prototipos funcionales

– Aplicar tu servicio con un par de “conejillos de indias” que te den opiniones

– Un boceto sobre papel que explique lo que quieres ofrecer

 

 

2.- Medir

Una vez tengas tu producto mínimo viable y hayas recogido toda la información, es el momento de analizar todos estos datos. De medir resultados. ¿Cuántas personas se han suscrito en tu landing page? ¿Qué opiniones te han dado sobre los resultados de tu servicio? ¿Entienden bien el vídeo que les has puesto o pusieron alguna pega?

Toda esta información es oro.

Es el momento de tomarse un rato para interpretar todo lo que te han dicho tus posibles clientes, sacar todo el provecho posible y tratar de mejorar lo que ya tienes, o incluso replantearlo en algún punto.

¿Dónde puedes mejorar tu servicio y cómo?

 

Piensa como una startup para minimizar el riesgo de tu lanzamiento Compartir en X

 

3.- Aprender

Todo esto sirve para acercarse cada vez más al servicio ideal, aquel que se adapta a ti, y que necesita tu cliente. En este tercer paso, tendrás que pensar en qué parte hay que corregir para que consiga una mejora sustancial.

En caso de hallar algo que haya que cambiar, volveríamos al paso 1, el de crear, para volver a testear lo que veamos oportuno, para después medir, y para, al final, valorar si tenemos que volver a hacer algún otro cambio.

Y seguir así, haciendo ajustes hasta obtener el resultado adecuado.

 

Caminos que puedes tomar en esta fase:

– Descubres nuevas necesidades importantes para tus clientes potenciales que no resolvías con el servicio que ofrecías, lo que te lleva a replantearlo o a completar el que ya tienes

– Algo que antes solo era una parte del servicio, se convierte en el servicio en sí mismo

– El servicio que testeaste se queda corto, y pasa a formar parte de un servicio más grande y completo

– Puedes cambiar el tipo de público, porque te das cuenta de que, el que pensabas que era tu cliente ideal, no lo era

– Te das cuenta de que tienes que cambiar el canal de venta, la forma de la que pensabas entregar tu servicio. Por ejemplo, quizás pensabas hacer todo únicamente de forma online, pero quizás descubras que tu cliente ideal prefiere reuniones presenciales por alguna característica en concreto que posee tu oferta. O quizás te dedicas a los alquileres de viviendas, y no necesitas oficina porque ellos prefieren buscar en una app.

– Resulta que estabas usando una tecnología que ya se ha quedado obsoleta, o descubres a lo largo de los test que hay otras que son más efectivas para lo que tú quieres hacer. ¡Estás a tiempo de cambiarlo sin haber invertido nada!

 

lean-startup

 

Ventajas de todo esto

– Evitas creer que tu idea es la mejor del mundo sin ningún fundamento. Posiblemente lo sea, pero mejor asegurarse de ello poniéndole cierta base realista.

– Ajustas al máximo el servicio que vas a dar, para que, a la hora de lanzarlo al público definitivamente, recojas los mejores resultados posibles.

Evitas (algunos) miedos. Lógicamente, embarcarte en cualquier aventura de este tipo es un riesgo, pero hacerlo de este modo minimiza las posibilidades de fracaso, ya que se basa en hechos reales y testados.

Ayudas mejor a tus clientes, ya que has estado reajustando algunas características de lo que ofreces para que tengan la mejor de las experiencias contigo y darles soluciones que realmente necesitan

Vas más rápido, ya que esta forma de testear para luego medir y mejorar enseguida, hace que no pierdas el tiempo planificando previamente un montón de cosas que después posiblemente no uses para nada. De este modo, trabajas sobre algo concreto siempre y de forma muy eficaz.

 

¿Habías probado esta forma de trabajar? ¿Te parece interesante? ¿Le añadirías algo?

Me encantará conocer tu opinión, ¡te veo en los comentarios!

 

firma DC

 

 

9 comentarios en «La fórmula definitiva de lanzar un servicio sin arriesgar (casi) nada»

  1. Hola Marta!
    te sigo desde hace un tiempo y me parecen unos posts muy interesantes los que escribes. Este también. Me parece un método de emprender más eficaz y seguro que tirarte a la piscina sin ver primero si está llena. Es lo que he estado haciendo (o intentando) antes de lanzar definitivamente mi web (http://yotambienweb.com), dirigida a emprendedores que necesitan potenciar su marca en internet.
    Muchas gracias y un saludo 🙂

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    • Gracias por tu comentario Bea! Qué bien que hayas usado este método antes, estoy segura de que, si en algún momento tienes que reajustar algo de tu planteamiento, volver a echar mano de él será de gran ayuda. Gracias por pasarte por aquí, saludos!!

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  2. Hola Marta, es muy valioso lo que comentas!
    Me acuerdo hace años hice un curso sobre esto, pero mi idea no estaba del todo madura así que no pude aplicarlo. Ahora ya se por donde ir y seguramente aplicaré estos consejos para lanzar mis servicios. Sin duda una forma de lanzarse sin demasiado riesgo ni miedos.

    Un super abrazo

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    • Hola! Para aplicar esta herramienta es cierto que primero hay que tener una mínima idea de lo que queremos hacer… pero sí, una vez se tenga (por vaga que sea) el caso es ponerse a experimentar con ella, y a hacer pruebas.

      Gracias por pasarte por aquí!! Un besazo

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  3. Marta!
    Me ha encantado. Precisamente esta es la filosofía de mi negocio y lo que quiero transmitir a mis clientes y alumnos: que lancen primero su infoproducto mínimo viable para validarlo en el mercado.

    No lo podías haber explicado mejor.

    Un abrazo!

    Elsa

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    • Gracias Elsa!! Me alegro que te haya gustado. Es que es la forma. ¿Para qué poner a la venta algo que nadie quiere? ¿Verdad? Ya sé yo que pensamos muy igual al respecto 😉 Gracias por pasarte por aquí. Besazo!

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  4. Este post deberia ser una base a seguir para cualquier emprendedor que empieza. Al principio solemos cometer muchos errores por impaciencia e inexperiencia, por lo menos en mi caso. He aprendido en ver un fallo como un gran acierto que me ayuda a evolucionar. Un saludo.

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    • Gracias por tu comentario Ana!! Sí, la verdad es que esto es algo muy importante que todo emprendedor debería utilizar para evitar disgustos… Desde luego, tu filosofía de aprender de esos fallos que aparecen por el camino es de lo más acertada, bien por ti!! Un fuerte abrazo 🙂

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